Una llamarada de recuerdos hace latir más rápido a este corazón, cada vez que es pronunciada la famosa Norte América. Un sin fin de momentos vividos y sufridos he experimentado en mi paso por la vida, mas puedo asegurar que ese rememorado intercambio cultural fue una experiencia religiosa. El ser “AUPAIR”, derivo a una expansión de pensamiento en todo ámbito imaginado, dentro de mi existencia. La convivencia con una familia nacida y criada en ese país, un compartir de culturas, tradiciones, conocimientos, un buenos días, un abrazo y un café. Cuidar de tus hijos y que ellos cuiden de ti. Un intercambio de emociones, de idiomas, de juegos, paseos, estudios, y mucho más. Como olvidar esas noches de nostalgia por la patria amada; en la ventana, mirando la luna y la resignación de estar bajo el mismo cielo. Ha´ete ku nde karaiva nde ryepype! Mas ese sacrificio del día a día era recompensado con la grandiosa vista de Manhattan, Nueva York a media cuadra de mí casa. Saludando al Empire State, al Chryler Building, a la Freedom Tower; y a la bella Estatua de la Libertad. Recorrer Washington, Virginia, Maryland, la grandiosa California y la exuberante, codiciosa y tentadora “Las Vegas- Nevada”. El abrazo de mis hermanitos anfitriones, el pancakes, los waffles y el Starbucks. Puede parecer exagerado, más señores, es así como en tan poco tiempo puede un país cambiar a una persona. “Es por eso que sostengo que, no es una año en una vida, es una vida en un año”.
Aupair y la visión de una ex becaria
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GOD BLESS AMERICA
Paola Meneses. FFUNA-Misiones. 1er año- Periodismo
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